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Siempre he tenido claro que mi madrastra tenía ganas de polla y concretamente de mi polla, cada vez que me duchaba o me cambiaba de calzoncillos, allí estaba la zorra mirándome con ojos de deseo y yo me hacía el tonto porque realmente no quería joder a mi padre, el viejo estaba enamorado de ella y la ceguera del amor no le permitía ver que aquella Rusa era una puta viciosa. Obviamente uno se deja querer y el otro día cuando me desperté allí estaba ella con mi polla en su boca,...
Mi madrastra tenía ganas de polla
